Del mismo modo que ahorrar en invierno es posible si sigues algunos consejos básicos sobre el ahorro de la calefacción, hoy queremos ofrecerte una serie de recomendaciones para ahorrar energía en verano, de manera que puedas aliviar el calor pero sin gastar excesivo dinero y cuidar, al mismo tiempo, el medio ambiente. Se trata de lograr una temperatura adecuada en casa que nos haga estar cómodos y que nuestra factura a final de mes no se resienta por ello.
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- Evita el uso del aire acondicionado. Puedes hacer descender la temperatura del hogar sin necesidad de recurrir a ello. El ventilador gasta hasta un 90% menos de energía y consigue bajar entre 3 y 5 grados el termómetro. Los de techo son muy prácticos para lograrlo.
- Durante el día, mantén las persianas y las cortinas cerradas, sobre todo cuando mayor sea la incidencia del sol, así evitarás que se calienten en exceso las habitaciones.
- Ventila a primera hora y por la noche. Es cuando la temperatura está más baja y conseguirás hacer descender la sensación térmica en el interior de casa.
- Crea corrientes. Cuando ventiles, y en la medida que puedas, intenta que se generen corrientes de aire. El ambiente se refrescará y el aire correrá dentro de la vivienda, suavizando la posible sensación de agobio propia del verano.
- Si al mantener todo cerrado debes encender alguna luz, utiliza bombillas de bajo consumo, ya que gastan mucho menos y duran más tiempo.
- Apaga los aparatos electrónicos que no estés usando, siempre lo decimos, pero el standby de la tele o de otros aparatos también consume…
- Si no queda más remedio que encender el aire acondicionado es importante que no lo hagas a una temperatura bajísima, ya que gastará mucho más. Bastará que lo programes entre 24 y 26 grados para refrescarte y no incrementar demasiado tu factura. Por cada grado que lo bajas aumenta el gasto de energía en un 8%.
- No enciendas el aparato a una temperatura más baja de la recomendada, ya que no por ello vas a refrescar el ambiente más rápidamente pero sí que gastará mucho más.
- Mientras lo tengas encendido es muy importante que las ventanas se mantengan en todo momento cerradas.
- Apaga el aparato de aire acondicionado en las habitaciones donde no haya gente y cuando te vayas de casa. Es bueno tener un termostato si lo quieres programar para que se encienda un ratito antes de que llegues y haya refrescado el ambiente.
- Es fundamental que los filtros estén limpios para que funcione con mayor eficiencia.
- Se recomienda colocar el aire acondicionado en aquella zona de la casa donde la incidencia del sol es menor.
- Coloca toldos en el exterior de las ventanas o terrazas para aislar mejor tu vivienda.
- Usa ropa fresca y suelta, principalmente de tejidos naturales como el lino o el algodón, que sea transpirable y cómoda. Esto ayudará a que llegues a casa o al trabajo con una sensación de no tanto agobio y puede evitar o retrasar la conexión del aparato de aire acondicionado.
- Apuesta por una alimentación equilibrada y lo más hidratante y nutritiva posible, compuesta por platos fríos que te ayuden a refrescarte también por dentro. Que no falten zumos naturales, ensalada, fruta o gazpacho. Tu cuerpo lo va a notar y tu factura, también. Bebe mucha agua.
- Durante el verano debes mantener todos aquellos hábitos que te ayudan a ahorrar energía, en general, y sacar partido a las altas temperaturas aprovechando el calor del exterior. Esto significa que tienes que seguir poniendo la lavadora y el lavavajillas a plena carga, aunque evitarás el uso de secadora pudiendo secar al aire, y en poco rato, la ropa en el exterior.
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